Ciclotimia. Poema de Arancha Martín.

                                                                                     (Imagen de la autora)

                    

Mis pies siempre se arrastran

cuando vuelvo a esta casa ya vacía

y a sus paredes encaladas

con voces de mi infancia.

  

Detesto del olvido su penumbra,

su equidistancia con el llanto,

sus teoremas y su falta de principios;

detesto su arrogancia al proclamarse

la ciencia exacta de las sombras.
 

Me enfurece la arena del reloj desleal

y su empeño en tejer silencio en cada esquina.
 

Resisto a la bombilla que agoniza,

al cajón donde avanza la carcoma

y a esa mancha de tinta en el buró

donde se ahogan las palabras.
 

Me estremezco al sentir

el tránsito del duelo en el pasillo.
 

Extraño el ajedrez y su estrategia,

vivir sin diccionario ni acepciones,

que protejas mi tacto

de las espinas del higo de pala

y dejes tan solo la pulpa dulce

en mis manos.
 

Si en medio de estas ruinas se asomara tu voz,

si al menos escuchara el crujir

de tu bastón en los guijarros,

me bastaría para plantar cara

al musgo que amenaza mi columpio

y al batallón de hormigas que ansía devorarnos.

 

Ciclotimia(c)AranchaMartín

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