Metrópolis. Poema de Arturo Amez.

                                                                                      (Imagen del autor)



Hay una metamorfosis de rojos en el cielo,

un crepitar de corazón insolente

que no quiere detener su latido

aunque el cuerpo diga basta.

Voy en derrumbe por las calles

sobre el cemento que apenas me sostiene,

abriéndome paso entre cadáveres

de sonrisa blanca, que amueblan las aceras.

¿Por qué he de transitar por esta hora

que no está escrita en mi ascendente?

Amanece sobre amanecido,

sin noche en la que descansar los ojos.

¿Y si dijera que no me comprendo?

Si esa luz del final no fuera una farola,

ahogarse en ella sería lo sensato.

La lluvia amortaja los geranios.

Estoy perdido, no se volver a casa

por este laberinto de ilusiones,

donde nadie me espera en la rutina.


(Del poemario "Sin voz para lo eterno", Ed. Polibea 2012)


 

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