Teléfonos. Poema de Tomás Sánchez Rubio.
(Imagen del autor) Según me confesó una mañana con voz tranquila, simulando una imposible indiferencia, un descuido tristemente contradicho por el hilo amargo de la distancia, mi padre pensaba en la muerte cada vez que despertaba de la siesta. Se quedaba sentado en el borde de la cama, como al intermitente filo de una vida entera, y lo veía todo claro y definido. Me imaginaba entonces a mi madre haciendo como que cosía en su sillita baja. Miraría de hito en hito por la ventana abierta con ojos opacos de negro rímel, para que su marido no se diera más cuenta de la precisa de que la luz se iba apagando ya en esos ojos que un día conquistaron todo un mundo para él solo. ...